11 nov 2008

HABANA


Y la Habana aparece ante mis ojos de noche en lo que parece ser una eterna oscuridad. Cuando va amaneciendo se va pintando de colores, y aparece su alma Revolucionaria.
Los recuerdos y la música la despiertan, atrapada en el tiempo, en medio de las aguas, sin ahogarse.... sin naufragar.
Edificios altos que cubren sueños, construcciones viejas que encierran una esencia de niño, que rie y guarda la alegría en su mirada. Olor a humedad que protege los aromas más cálidos: tabaco, fruta, café, caña... vida.
Y te invita a caminar por sus pequeñas calles, donde se observan los balcones cubiertos de telas que bailan con el aire y se empapan del ron que transpiran las nubes.
Le reza a Changó y baila como si fuera una religión, baila por instinto, mejor que nadie, como si así bailara Dios.
Habana, luces escondidas, colores derretidos, cielo estrellado más que nunca.
Sobrevive abrazando los tambores y tratando de que los sueños no se le escapen por el mar.

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