11 jul 2011

CUATRO AÑOS




A veces mato el tiempo recordando simplemente.




Cuatro años que parecen pocos porque la vida se va muy rápido, a veces demasiado... pero han sido tremendamente largos por el peso de tu ausencia...




Muchos días de desconsuelo, de sollozos interminables, pero también muchos otros con aires de vida que me hacen respirar, tremenda fortaleza que me hace seguir de pie y caminar, y ser como el robusto árbol que sobrevive aún cuando sus hojas se desvisten del verde esperanza para marchitarse, pero que después renacen.




Te guardo siempre en todos los pensamientos que fabrica mi mente, atrapo del pasado los más bellos momentos para conservarlos, poder hablar de ellos y que puedas seguir vivo en las palabras, en eso que soy, en lo que fui...en lo que seré gracias a ese pedazo de vida que me regalaste.




No me importa ya lo que para otros fuiste o en lo que fallaste, para mi siempre serás el que me cargaba, me llenaba de besos, me tomaba de la mano para caminar, el de mis primeros abrazos, el de mis primeros llantos, el de los recuerdos.




Cuatro años!, y así seguirá pasando la vida, así seguirán pasando los años, pero estarás siempre intacto en mi vida, sólo cierro los ojos y estamos frente al lago en ese atardecer, donde compramos café y vimos los lirios esconderse en el agua, sólo cierro los ojos y estas aquí a mi lado tomándo mi mano.




Antes sabía que estabas en alguna parte, o podía escuchar tu voz simplemente, ahora tengo la certeza de que siempre, siempre estás conmigo.....








te amo papá.












10 may 2011

VOLVER............






VOLVER

Prácticamente sin rumbo, así fue como volví a ese lugar tan importante en mi vida.
Mis recuerdos son lo más vago que puede haber en una memoria, sin embargo tenía la esperanza de que al estar ahí de nuevo, ellos, los recuerdos, se despertaran de ese sueño que duró 20 años.
20 años pasaron para regresar a Lagos de Moreno, ese hermoso pueblito ahora ciudad ubicado al norte de Jalisco, cerca de León y de Aguascalientes.
Le pedí a mi padre que me ayudara a encontrar la que fue nuestra casa. Desde pequeña fui una de esa rara especie que siempre lo cuestiona todo, pero irremediablemente sé que él está cerca de mi, explicarlo?, no podría, simplemente lo sé. Y lo comprobé.
De Guadalajara viajé a San Juan de los Lagos, cuya única atracción es la catedral de la Virgen de San Juan Su recinto es el más visitado de Latinoamérica, y es la iglesia que más limosnas recibe. Su existencia me provoca sentimientos encontrados, siento que de alguna manera se lucra con la fe de las personas, sin embargo ésta es tan fuerte que por algunos momentos me hacen creer también…
De San Juan a Lagos son sólo 40 minutos. Entrando a Lagos, algo me hizo voltear a la ventana, un impulso inexplicable, y ahí estaba, el canal y la casa de Doña Cuca, la entrada de la colonia donde estaba mi casa. Dudé que de verdad fuera aquel canalito que tenía puentes improvisados con tablas de madera, dudé por ese inexplicable impulso de voltear a la ventana y encontrarme de repente con lo que tanto buscaba… dudar, cuando a veces, o tal vez siempre sería mejor simplemente creer.
Llegue al centro de Lagos y me encontré con su enorme parroquia bellísima, la segunda más alta en Latinoamérica, por dentro tiene unos detalles hermosos, tiene un órgano antiquísimo, yo no sé por qué me gusta tanto el arte sacro, me considero una ferviente admiradora, incoherentemente porque no me gustan las religiones. Dentro de la Parroquia está San Hermión, que se supone es el cuerpo real de un soldado romano que concedía milagros.
Al ver la parroquia, las calles, el teatro, las casas de los poetas nacidos ahí, la plaza central, mis recuerdos adormecidos poco a poco volvían a la vida.
Después tomé un taxi y le pedí que me llevara a la entrada de la ciudad, por la carretera a San Juan y a León, para buscar aquel canal y la casa de Doña Cuca. Llegué y efectivamente, ahí era.
Tal y como dejé ese lugar hace 20 años, el canal tenía esos puentes improvisados, estaban los arcos, las casas de los amigos. Me reencontré con ellos, me reconocieron enseguida, platiqué de mi vida, me platicaron de la suya.
Y luego, caminé a la que fue mi casa, mi hogar. Ahora tiene una barda que cubre la entrada, de la que sin temor, y como hace 20 años, sobresalen las hojas de ese árbol de moras, la casa tiene los mismos colores, la misma estructura.
Como quise en ese momento tener una máquina del tiempo y regresarlo, y estar ahí asomada por la barda, viendo jugar a la pequeña martha, a esa niña de cabello dorado cortando las moras del árbol, jugando en los columpios de colores, ver y entrar a la casita de madera, agacharme para caber por la pequeña puerta. Regresar el tiempo, y entrar, y ver como la luz pasa por el jardín interior, tocar los muebles de madera rústica, comer huevos de codorniz, leer mis historietas, escuchar el cuento de la caracolita, ver a las tortugas de tierra tomar el sol. Entrar y ver a mi padre, sentado en la sala con su impecable uniforme de policía, verlo de nuevo, tomarle la mano, ser ahora yo como un fantasma que viajó al pasado, y abrazarlo. Ver a mi madre joven, tan bella, y decirle al oído: no tengas miedo, todo estará bien. Ver a mi hermano pequeño, disfrutando de su niñez.
Tal vez no existan nunca las máquinas del tiempo, pero mis recuerdos me llevaron de la mano por aquellos días.
Así fue como ahora, tengo un poco de fe, ahora vuelvo a creer. Hay cosas que simplemente no se pueden explicar, y tal vez esa sea una pequeña trampa de la vida, que sin duda es muy fiel con sus secretos, sabe a ciencia cierta que si nos revelara todo, quizá mucho de lo emocionante de vivirla ya no tendría tanto sentido.
Por eso ahora, yo vuelvo a creer, a creer en la magia, en el destino, en los fantasmas, sin cuestionarme, sólo sintiendo. He decidido sentir, y en lugar de dudar, mejor sonreír y ser cómplice.

10 abr 2011

SOY

Ayer descubrí que no he fallado del todo, hoy comprobé que sólo debo dejar de pensar en lo que los demás piensan de mi. Hoy, simplemente hoy soy firme madera, tronco con muchas huellas, con hojas que caen pero que renacen, con hojas que se ha llevado el aire, pero que regresa y baila con las que son jóvenes, fuertes y verdes... verdes como el color que a veces descubre el sol en mis ojos, o verdes como aquel color del que dicen, se viste siempre la esperanza. En este presente, en este segundo soy el cielo que vaga después de una tormenta, donde lo lloró todo, ahora se desviste y queda su piel azul. Soy las manos que escriben, las manos que acarian, las manos que quitan las lágrimas, las que cierran los puños para defender las palabras, las manos que se extienden para estrechar otras manos, las manos que gritan, las manos que tocan el alma. Evidencia de una vida que promete. Evidencia de los sueños. Evidencia de tropiezos, evidencia de arrastrarse, evidencia de levantarse. Soy todo, soy mar grandioso, furioso que se defiende con las olas y tormentas, pero tranquilo y hermoso con aguas turquesas que te dejan nadar.

5 ene 2011

ALTAMAR


Con sus palabras, si ella hubiera podido hablar, todo hubiera sido más fácil.
En esos momentos, todo sobrepasó los límites en mi vida....sobrepasé los límites de la realidad, del dolor, del egoísmo.
Y me sumergí dentro de un mar, sin saber nadar.
Yo creo que en momentos esperaba, cobardemente hundirme hasta el fondo con el zarpazo de una ola bondadosa que me ayudara a escapar, pero por obra de la vida seguí ahí, flotando.
Nada ha sido más dificil que haber tenido su vida en mis manos.
Si tan solo ella hubiera podido decir "quiero irme", yo hubiera tirado mi dolor a un lado y hubiera buscado entre los escombros de mi alma la valentía que tanto me hizo falta.
Y lo peor es la incertibumbre, esa que da la ausencia, precisamente de palabras.... aunque algunas miradas, algunos abrazos, algunos momentos no sólo hablaron, gritaron amor por todo lo alto.
Ahora, aún voy navegando, no sé como!, sinceramente no sé como le he hecho para seguir a flote, aunque a veces siento que nunca veré tierra, que seguiré en este mar de desolación aprendiendo a vivir en el agua... aprendiendo a aguantar la respiración, a tapar el sol con la mano para no sentir que me quema los ojos.
En estos días me he sorprendido de mi, antes hubiera jurado que me iba a ahogar, pero ahora parece que poco a poco, aprendo a nadar.