19 jun 2016

LAS TRES DESPEDIDAS

Tuve con mi Padre tres despedidas.
Nuestra relación fue intermitente en el tiempo palpable, en el tiempo del reloj, de los días, pero fuerte, amorosa y eterna en el corazón. En el corazón jamás hubo distancia, si hubo dolor, pero el amor a final de cuentas lo cura todo y por supuesto que el amor gana cuando se trata de quien te dio la mitad de la vida, cuando estás conformada un cincuenta por ciento por esa persona. Por eso y mucho más él vive en mi.
Nunca he olvidado, aquel día en el aeropuerto de León, Guanajuato. Íbamos mi papá, mi hermano, mi mamá y yo, fue en mi memoria de niña de 8 años en 1992. Según eran vacaciones a Tijuana, pero todos sabíamos que ya no íbamos a regresar a Lagos. Yo sabía que ya no íbamos a vivir con mi papá, me despedí de mis amigos, de mi escuela, de mi casa, ya no volveríamos, y tampoco volveríamos a ser una familia completa. Así que mientras mi hermano, mi mamá y yo nos adentrábamos a la sala de espera para tomar el avión rumbo a Tijuana, mi papá se quedaba ahí, en mi memoria siempre está ese momento en que él y yo nos quedamos viendo a los ojos, mientras ya nos separaba una pared de vidrio y a los dos se nos llenaron los ojos de lágrimas, sabíamos que era un final. Esa fue la primera despedida.
Aquel diciembre del 2006 tampoco lo olvidaré, mi papá vino a pasar ese mes a Tijuana y todo fue diferente. Se la pasó en familia, ayudó a mi hermano en su nueva casa, conoció a sus nietos, pasó tiempo con mi abuela, yo pasé tiempo con él, mi hermano estuvo en Navidad a su lado, yo en año nuevo. Volví a tener a mi papito. Un día antes de regresar a Guadalajara, mi hermano y yo fuimos a verte, frente a la casa de mi abuela te di un abrazo, no olvidaré ese abrazo, fue el último, si lo hubiera sabido jamás te hubiera soltado. Pero no lo supe. Esa fue la segunda despedida. 
Yo no creía que estuvieras enfermo, mucho menos tan grave. Fuimos a Cuernavaca a verte pero yo iba con toda la intención de cuidarte, de dejar mi vida por un tiempo y cuidarte. Todavía cuando entré al hospital y te vi, inconsciente, todavía creí que te ibas a recuperar. Fue impactante verte así, con la barba crecida, con tus brazos maltratados de tanta inyección, como dormido. Siempre fuiste tan fuerte, tan guapo, tan imponente, verte tan vulnerable me partió en corazón. No sabía qué hacer, solo tomé tu mano y te dije "papito te quiero mucho". Yo sé que tú nos sentiste, yo sé en mi alma que nos estabas esperando, porque a las horas te fuiste. Esa fue nuestra tercera y última despedida.
Pero desde entonces, aunque suene trillado, aunque suene imposible, loco, inverosímil, siempre estás conmigo, me cuidas. No sé qué pasó después de tu muerte, a dónde fuiste, solo sé que siempre puedes protegerme, me lo has demostrado, lo he sentido. 
Me hiciste mucha falta siempre, hoy te extraño como muchos días de mi vida, pero creo firmemente lo que una vez me dijo una señora que leía el café "tu papá te va a dar ahora, todo lo que no te dio en vida" . Feliz día del padre, papito. Te amo siempre. 

No hay comentarios: