27 abr 2015

CRECER


    

A veces siento que he dejado de ser yo, de disfrutar las pequeñas cosas que antes me llenaban de felicidad, me mantenían idealista, con fe. Ahora que soy adulta me he vuelto cínica y perezosa, mas atea y escéptica que nunca. Tengo la vida que siempre temí, un trabajo, una rutina, cuentas que pagar, miedo a arriesgarme, tengo años preguntándome dónde quedó esa Martha tan llena de sueños, tan entusiasta, que creía tanto en ella, con tantas expectativas.
Si bien el mundo "adulto" no es lo mismo que cuando eres pequeño y los sueños alimentan el alma, ahora necesito dinero para sobrevivir y por ende un trabajo. Cuando te das cuenta ya estas enrolada en ese mundo adulto y ya dejaste a un lado todas las cosas que te apasionaban por el estres, por el cansancio, porque aprendiste que de sueños no se vive y que algunos si son imposibles.
Te das de golpe cuando descubres que no eres tan talentosa como creias, que hay muchísima competencia, que hay muchos que escriben, y muchos lo hacen mejor que tu. O que nunca tuviste ese talento para cantar, ya que cruelmente tus amigos, familiares y gente cercana sea encargó de mentirte y decirte que cantabas maravilloso y además te pedían lo hicieras (el ridículo) en reuniones, luego creces y dices bueno canto muy feo y desistes de esa idea de ser mega famosa y cantar por el mundo, ahora solo me conformo con cantar en mi casa, en la regadera o en el carro, donde nadie me escuche pero donde yo pueda descargar eso que tanto me gusta hacer.
Quisiera perder el miedo, el miedo a arriesgarte y a fracasar es terrible. Todos hablan de eso de arriesgarte, vivir la vida, de decretar, pero llevarlo a la practica no es fácil aunque suene mediocre.
Cuando creces, valoras más la tranquilidad, el tener un hogar, el poder pagar las cuentas sin quedarte sin un quinto, el viajar, poder dormir hasta tarde. 
De niña yo soñaba con cantar, ser famosa, viajar por el mundo llenando estadios, sentir los aplausos de la gente, tener una casa gigante con un jardín inmenso para mis perros, escribir libros, conocer al subcomandante Marcos y vivir un tiempo en la selva. 
Viajaba y me quedaba en hostales, comía lo que podía, compartía cuartos con extranjeras extrañas y apestosas, me derretían los hombres con barba y aspecto de hippies, me emborrachaba y desvelaba sin pensar en mañana, no quería tener hijos y defendía el feminismo barato, odiaba las bodas, ni pensar en tener una eso jamás, o dejar que un hombre me diera dinero, cómo?.
Ahora, sueño con tener un hijo, con una casa normal pero con un jardín para mis perritas, con tener un carro nuevo, con tener una boda pero no de esas fastuosas, solo una boda bonita, con un vestido bonito, con mi familia y amigos y con el amor de mi vida. Ahora me gustan los hombres bien vestidos y  con un futuro, cara limpia y que huelan rico. Ahora me gusta viajar bien, en hoteles cómodos y comer en restaurantes decentes, nada elegante solo comer bien. Ya no me emborracho mi desvelo tanto, me da pavor la cruda del día siguiente. Y también deje a un lado mi orgullo de mujer independiente y pido ayuda cuando lo necesito.
Creces y te das cuenta que tienes que ceder, que no es todo o blanco o negro, que hay muchos colores, muchas opciones, que el comunismo no es la utopía perfecta, ni el capitalismo es la muerte o el diablo. Que puede haber algo intermedio. Que todo tiene algo bueno y malo. 
Ahora solo quiero tener energía para arriesgarme, poner un negocio, viajar por el mundo, perder el miedo a tener ese hijo. Arriesgarme y comenzar a leer como antes lo hacia, a hacer ejercicio, comer bien, cuidar mi piel, compartir con mi familia, estar con el hombre que amo, hacer el amor con él, tomarlo de la mano, abrazarlo y recostarme en su pecho, caminar a su lado, sacar a pasear a mis perritas, trabajar para pagar una casa con patio y que estén a gusto, jugar con ellas.  Me gustaría volver a creer en Dios, o en algo, tener fe, la fe te hace fuerte y te conforta cuando lo necesitas. Por el momento me gusta creer que en algún lugar y momento me reencontrare con mi papá, con mis abuelos, con mis tíos, con mis perritas, que volveré a ver a todos esos que ya se fueron y que extraño tanto. 
Los sueños cambian con el tiempo y creo no tiene nada de malo no haber cumplido algunos, lo que importa es evolucionar, no quedarse en un lugar si no te gusta, alejarte de la gente que no te aporta nada. 
No creo haberme defraudado al no "cumplir todos esos sueños", me defraudo cuando no me arriesgo, cuando no me siento feliz y no hago nada por cambiar mi realidad, cuando hago cosas que van en contra de lo que creo. 
Tal vez no sea la cantante o escritora famosa, pero puedo escribir lo que siento y cantar en mi casa. Sentirme tranquila. Tengo una familia, mis perritas hermosas, el recuerdo de los que se fueron y encontré el amor, si, ese amor que todos buscan incansablemente, ese del que grandes poetas y escritores han hablado, o el que se escucha en las canciones, incluso del que hablan en los cuentos, ese amor que te sacude el alma. Y cuando digo: "eres el amor de mi vida" me responden lo mismo, qué más puedo pedir?. 





No hay comentarios: