6 mar 2012

JULIANA Y JULIETA


El 27 de octubre del 2010 una parte de mi murió, mi Cirila Enriqueta perdió la batalla contra el cáncer, esa horrible, desgastante, dolorosa y lenta batalla... Cuando ella se enfermó, me llené de miedo, un miedo que carcomía mi alma, el sólo pensar la vida sin ella me parecía totalmente sin sentido, si ella moría, yo quería morir también.... El tiempo de su enfermedad fueron los momentos más dificiles, y el tener en mis manos su vida, la decisión más terrible, me invadió el egoísmo, me invadieron las falsas esperanzas, me invadió de nuevo el miedo, hasta que el día que decidí que la durmieran, llegué a casa y ella ya se había ido.....A pesar de todo sentí tranquilidad, porque ella se fue no por decisión mía, no por eutanasia....antes de irse me despedí mil veces de ella, le dije mil veces más lo mucho que la amaba, la vi luchar por su vida, la ayudé a pasar sus últimos días con la mejor calidad de posible...nunca pensé que fuera a sobrevivir sin ella, pero el respirar y vivir mecánicamente con el paso del tiempo ayuda a calmar el dolor de esa herida que causa la muerte, como siempre lo digo, la muerte de seres tan cercanos, son una herida que jamás cierra, uno aprende a vivir con ese dolor, te acostumbras simplemente....
Pero la vida es sabia, verdaderamente sabia, y hoy después de un año lo he comprendido....
El 27 de noviembre del 2010, justo al mes de haber fallecido Cirila, apareció en mi patio Juliana Camila, un día de lluvia, se acostó a dormir en el pasto, cuando me percaté de ella la quise despertar y estaba tan débil que no podía casi sostenerse en pie, la acurruqué en la casita que era de Cirila y pasó la noche conmigo, tenía la firme intención de buscarle un buen hogar, pero realmente nunca lo hice, porque en el fondo yo creía que Cirila me la había mandado....
El 22 de septiembre del 2011, mi hermano se encontró tres bebés en la calle a punto de ser atropellados, dos machitos y una hembrita. A los niños los adoptaron rápido, pero la pequeña estaba muy enfermita, con los ganglios inflamados, costras en la boca, infección en las orejitas, creí que no se salvaría, la llevé al doctor, le dieron tratamiento, y cual fue la sorpresa la niña era muy valiente y fuerte, así que se salvó, y cuando estuvo sana para buscarle un hogar, yo ya me habia enamorado de ella.
Hoy Juliana y Julieta son compañeras de vida, parece que el destino nos juntó a las tres.... A ellas porque son casi como dos gotas de agua, son del mismo color, parecen hermanas, y a mi porque gracias a ellas veo la vida diferente, ahora la gran pérdida de Cirila la veo en ganancia, porque ella partió pero me mandó a dos hermosas niñas.
Es como comprendí que la vida es sabia, y que lo malo siempre trae algo bueno...... Julieta y Juliana son una luz, la alegría de mi vida, tienen tanta energía, tanto amor, que yo simplemente me derrito por ellas..... Sé que Cirila las cuida donde quiera que esté... Ahora debo ser fuerte para cuidarlas a ellas y a sus hermanas... pero aún no pierdo la esperanza de que algún día muy lejano, vuelva a ver a Cirila.... sé que nos volveremos a encontrar.

2 comentarios:

diegourias dijo...

Mi familia perdió a mi perro en un carretera, y como bien dices, es algo que no superas, simplemente aprendes a vivir con ello. Todavía esta su foto en mi librero y no creo que la quite nunca. Ese perro, nos dejó a su descendencia para hacernos compañía y espero de corazón que haya hecho feliz a otro hogar como fue en el mío. Gracias por compartir.

MK dijo...

heeey no había visto tu comentario!!! :) me da gusto saber que no soy la única que siente este tipo de amor perruno jeje... GRACIAS!!